La peor
mentira que le podemos contar a un niño es que los reyes magos no existen.
Debemos recordarles que son los que nos traen la ilusión, la alegría, la
bondad… porque a veces nos olvidamos de abrir y compartir esos regalos. Visitan
cada casa y cada lugar del mundo para apaliar las verdaderas pobrezas, de las
que no somos conscientes.
La
magia se nos escapa a la vista, pero sobretodo es irracional. Como las propias
personas que nos empeñamos en fijarnos en las apariencias más falsas y nos
olvidamos de escuchar nuestro corazón.
A veces le oímos latir y es entonces cuando nos
damos cuenta que seguimos viviendo.
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