Hoy es su día así que no puedo menos que escribir sobre ella.
Cumple 17 añitos. ¡Qué rápido pasa el tiempo!. Ya hace seis añitos que nos conoceos. Fue en Vinuesa de 2006. Una niña delgadita, sonriente, madrileña que decía llamarse Elenita compartía momentos con una pucelana en el porche de aquella casa que estaba en plena plaza mayor del pueblo.
Acabó, y una a Madrid y otra a Valladolid. Éramos peques y no teníamos casi manera de contactar. Pero el verano del 2006 pasamos doce nuevos días juntas. En la misma tienda de campaña, compartiendo horas de sueño, vómitos que hicieron que durmiésemos en la casa, risas con las sirenitas o con las siempre recordadas gafas heladas. De nuevo, doce días para disfrutar, para reír, para jugar, para hacer pulseras… y para llorar en la maldita despedida. Otra vez se acababa todo… esta vez, además, era el último verano que íbamos a pasar juntas… pero ni mucho menos sería el último contacto. Seguimos guardando la amistad. Merece la pena, y mucho. Cada vez que he ido a Madrid, ella siempre ha estado allí para saludarme y darme el abrazo más grande y fuerte
Un día con el pelo negro, otro de rubia, otro pelirroja. Un chándal del Atleti, un vaquero, una maya de gimnasia debajo de la ropa. A veces con un pearcing, otras con tres, otras sin ninguno a la vista. Sus mil caras que te sacan la mayor carcajada…. Pero siempre, siempre la misma sonrisa, la misma niña gimnasta, la misma emoción al vernos, la misma tristeza al despedirnos por enésima vez.
Por eso Elenita pertenece a mi vida, una amiga de Madrid, un trocito de mi corazón en la gran ciudad, una razón por la que viajar.
Gracias por todo tu tiempo. Que cumplas muchos más y que los podamos seguir compartiendo. TE QUIERO NIÑA!
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