MISS EMOCIONES (L)
ÊTRE, NE PAS PARAÎTRE
domingo, 27 de octubre de 2013
EXPERIENCIAS DEL TIEMPO LIBRE
Pero en ese preciso momento estaba pensando en mi equipo mientras resonaban las palabras de estos días en mi cabeza. Es fácil vivir y dedicarte al tiempo libre si tienes ilusión, pero es todavía más fácil hacerlo desde el punto de vista cristiano si tienes grandes personas contigo, si ese equipo se cree cada cosa que hace como si fuese la primera y convence a quien tenga la mínima duda, pero sobretodo si entre todos somos capaces de superarnos actividad tras actividad, reto tras reto.
Estoy orgullosa de poder compartir esta experiencia con ellos, no sólo cuando todo va rodado, sino también cuando hay puntos de inflexión. De todos aprendí, todos tienen (tuvieron y tendrán) su propio hueco y son la parte más importante de este camino.
Suelo hacer bastante autocrítica y siempre pienso en aquello que hay que mejorar... y con la fuerza que desprenden no me sobran los motivos para creer en ello y seguir.
Algunos días odio un poco más que otros las responsabilidades, lo que está claro es que siempre me quejo de ellas (podría escribir varias miles de palabras que tengo en la cabeza sobre esto). Suponen un sentido más, pero tengo la suerte de tener buen maestro (en plural incluso), alguien arriesgó y tal vez ganamos todos o estamos más perdidos. No lo sé, aunque esas responsabilidades a veces sean un poco negras, todo lo que en realidad hay de trasfondo le da color.
Quiero seguir adelante, que las dudas me ayuden a superar, que los retos nos hagan ser mejores, que nuestra fuente sean los demás y Dios. Quiero que sea un lugar de unión y no de conflicto, quiero que sea nuestra gran plaza y no nuestro patio particular.
En definitiva cada paso de este camino cuenta más, cada día encuentras un por qué y eso es invisible a todo y a todos.
Esto me gusta, mucho, más bien me enamora.
domingo, 19 de mayo de 2013
Tormentas soleadas...
viernes, 26 de abril de 2013
Lápiz y goma...
Coges un papel y empiezas a escribir, esta vez no piensas en quien es el protagonista o en que aventura será el hilo principal... Sino que simplemente dejas que tu mano y tu corazon se comuniquen directamente.
Pero de pronto, cuando no llevas más que unas pocas palabras, te paras. Y tachas todo lo anterior. Piensas que tal vez no sean esas las palabras, o que parece surrealista lo que estas intentando decir... Pero habíamos dicho que este era el momento de dejar escribir al corazon, sin que los argumentos tuviesen que ser razonables.
Volvemos a probar. Escribimos las líneas que definen lo que sentimos en ese momento de nuestra vida. Lo que nos hace sonreír a la luz del sol y llorar por cada esquina. Pero volvemos a parar... ¡¡tacha, tacha, tacha!!
Otro intento más, ahora no vas a ir leyendo lo que ponemos, sino simplemente vamos a dejar que el corazon se libere sin más... Pero... De repente dejas de escribir, esta vez no para tachar... Sino para romper la hoja.
Te acabas de dar cuenta que estas intentando plasmar con simples letras miles de sentimientos que son imposibles de captar.
Ahora sólo quieres matar a quien te está haciendo sufrir, a la vez que quieres darle el abrazo más grande del mundo y llorar en sus brazos como nunca. Te das cuenta que sólo quieres reír y saltar mientras chillas a tu amigo el maravilloso plan que tienes entre manos. Aceptas que vas a volver a tender la mano a quien siempre te la devuelve entre llamas, aceptas también que no eres feliz allá donde nada más que metiste los pies en el agua...
Comienzas a descubrir todo lo que te ocurre, todo lo que te mueve a hacer y ser quien eres, todo aquello que quieres gritar sin miedo... Pero que ni siquiera puedes dejar en un papel....
Y de repente te das cuenta que hay una orejita y unos ojitos a tu lado que no han perdido detalle de nada... Y que saben más que tu papel en blanco...
Pero en ese momento justo no sabes si acabas de despertar de un sueño o si tienes tanto miedo que no quieres a nadie a tu lado que tenga ojos y manos abiertas para ti.